Ir al contenido principal



La mujer del animal en Toronto                                      
Orlando Mora

Duro destino el de Víctor Gaviria como director de cine. Más de  diez años sin rodar resulta un tiempo casi prohibitivo de cara a la necesidad de mantener un contacto con el oficio. Recuerdo las palabras de García Márquez cuando luego del Nobel volvió a escribir columnas semanales: como los lanzadores de beisbol, hay que mantener el brazo caliente.
A lo mejor algo de esa inactividad se siente en el manejo que Gaviria ha dado al  material narrativo de La mujer del animal, el que a pesar de sus 116 minutos de duración, no logra colmar unos saltos   de tiempo que lesionan de alguna manera el conjunto final de la película.
La década transcurrida entre Sumas y restas y su nuevo filme, estrenado ayer mundialmente en el festival de Toronto, no ha cambiado el centro de los intereses de Gaviria y el director emplaza nuevamente su cámara en el ambiente de los sectores más marginales de  Medellín, dejando la ciudad como ese mundo distante que desconoce las cosas terribles que suceden en esas periferias olvidadas por todos.
La mujer del animal es una obra de terror y no desde el punto de vista de lo que se entiende por tal como género cinematográfico. El espanto viene dado por la dureza y la crueldad al borde de lo insoportable de la historia que trabaja, con una mujer cuya juventud es asaltada y robada por un criminal de barrio, un asesino que la condena a una esclavitud con la que ella, en algún momento clave en la construcción de la película, empieza a romper.
Ayer en la primera función de público de la película en Toronto, el director Gaviria y sus dos protagonistas principales hablaron del sentido de lo que quisieron hacer y del  alcance de liberación que tiene el desenlace del filme. Subrayaron además el sentimiento que los hechos en que se inspira el guion dejaron a la mujer que los padeció: la indiferencia de la gente que se encontraba a su alrededor, víctimas de un miedo que de alguna forma los convirtió también en victimarios.
Programada para su estreno comercial en el mes de noviembre, La mujer del animal dará mucho de qué hablar en Colombia. Ese será un momento más apropiado para analizar en detalle las virtudes y  las limitaciones de esta especie de descenso al infierno que propone la película del gran poeta y cineasta Víctor Gaviria.   



El trailer
https://www.youtube.com/watch?v=cPJ6KlUraIs

Comentarios

Entradas más populares de este blog

  Anora: El despertar de un sueño Orlando Mora Hace   algunos días se estrenó en la ciudad Anora , una película de la que mucho debía esperarse al haber sido la ganadora de la Palma de Oro en el festival de Cannes del 2024 y la verdad, no desilusiona; sus merecimientos son bastantes, suficientes para convertirla en uno de los mejores títulos de la cartelera local en este año. Sean Baker es hoy   una de las voces más personales   y sugestivas del actual cine norteamericano. Su filmografía se extiende a ocho filmes en total y su trabajo de 2017 Florida proyect le granjeó una cuota   de popularidad que bien merecía por sus obras anteriores; ninguna por lo menos de las que conozco desencanta y, bien por el contrario, dan cuenta de un director que tiene cosas para decir y ensaya caminos nada trillados. En esa medida, la primera observación a propósito de Anora es que se trata de un filme que guarda   evidentes conexiones con el resto de la filmografía ...
  Cónclave: Los secretos públicos Orlando Mora He visto tardíamente la película Cónclave , a punto de abandonar la cartelera luego de una exitosa carrera comercial que sorprende e invita a algunas reflexiones. En especial cuando se intenta descifrar el misterio del por qué de la atracción del público por determinadas historias y su desinterés en otras, sin que al final importe el mayor o menor grado de verdad o de revelación que ellas comporten. Pocas veces puede resultar de mayor utilidad el distinguir a propósito de una película entre el de qué trata la historia y la forma como la misma se estructura en el guion, con determinaciones esenciales que tocan con el punto de vista narrativo, su línea de tiempo, y su distinción en transiciones que lleven desde el planteamiento del hecho dramático a su alteración y por último, a su solución. En Cónclave esa separación adquiere un peso evidente, dado que de entrada el tema   actúa como una invitación al   espectador par...
  El segundo acto y Un dolor verdadero: Los encantos del cine pequeño Orlando Mora Empecemos por una constatación: el cine de calidad de estos últimos años ha ido extendiendo progresivamente su metraje y hoy parecen olvidadas las enseñanzas de los maestros clásicos norteamericanos, capaces de construir universos con duraciones de apenas noventa o cien minutos. Miremos ejemplos recientes: 139 minutos Anora , 168 minutos La semilla del fruto sagrado , 215 minutos El brutalista. Esta consideración   viene a la mente en presencia   de dos títulos de   la actual cartelera comercial de la ciudad: El segundo acto , estrenado el pasado jueves, y Un dolor verdadero , con varias semanas de exhibición y seguramente próximo a ser retirado de las salas. Dos obras de muy corta duración y ambas con méritos suficientes para que los buenos cinéfilos se acerquen a ellas sin riesgos de defraudación.   El segundo acto mereció la distinción   de abrir la edición del 2...