Semana
de Cine de Valladolid: apuestas contra el jurado
Orlando
Mora
A medida que pasan las películas a
concurso en un festival, uno tiende inconscientemente a jugar apuestas contra el jurado. Así van surgiendo los títulos favoritos, los que con demasiada frecuencia
quedan en nada, dada la variedad de las razones que respaldan las decisiones
finales de los encargados de decidir, por lo general personas que como
técnicos, directores o actores saben sus oficios pero se extravían a la hora de
juzgar acerca de la calidad de las obras ajenas.
En el día de ayer 26 de octubre pasó en la Seminci un filme que normalmente
tendría que ser declarada como ganadora de la Espiga de Oro, ya que
difícilmente se concibe que logre aparecer una pieza que pueda superar en
solidez a El cliente, el filme iraní
de Asghar Farhadi, una obra que gira en otra órbita en relación con todo lo
visto hasta la fecha.
Seguramente El
cliente tendrá distribución
asegurada en Colombia, al tratarse de un
realizador cuyos dos últimos títulos, Una
separación y El pasado,
cruzaron con buena aceptación por la
cartelera nacional y porque sus
antecedentes este año en Cannes, en donde ganó los premios de mejor guion y
mejor actor, son garantía de interés
para los distribuidores locales.
El nuevo filme de Farhadi confirma a
plena razón el prestigio del iraní y lo coloca en la lista de los directores
con mayor proyección en el cine de autor de los próximos años. Los progresos
respecto de sus dos filmes anteriores son evidentes en cuanto a la complejidad
y el armado del guion y en el sentido de una puesta en escena que gana en
precisión y fuerza expresiva.
Alguien tuvo en Cannes la descaminada
idea de hablar de thriller a propósito de El
cliente y bajo esa adscripción de género corre ahora en la red. El iraní
vuelve al mundo de la pareja pero no para ocuparse de su crisis por razones endógenas;
esta vez es el hecho de un tercero el que perturba y altera la normalidad en la
relación de los dos protagonistas.
El asalto a la mujer por un
desconocido en su nueva residencia mueve resortes muy oscuros en la
personalidad del marido, que se obsesiona en una búsqueda del culpable que solo servirá
para desnudar el terrible monstruo que
todos llevamos adentro. Y a pesar de
todo, la vida continúa.
Digamos como antecedente que El
cliente venía de Cannes y que allí obtuvo los premios a mejor guion y mejor
intérprete masculino. Esos antecedentes, de suyo poderosos, no alcanzaban a
disipar algunas dudas personales
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