De cines
por Madrid
Orlando
Mora
“París sola es un festival de cine”,
solía decir Isaac León Frías como justificación para escaparse un mes cada año
de sus obligaciones en Lima e irse a la
capital francesa para darse, al ritmo de tres películas diarias, una actualización para él insustituible.
He recordado las palabras del crítico
peruano a mi llegada a Madrid, de camino al festival de Valladolid que empieza
este sábado 22 de octubre. La cartelera del otoño luce espléndida, con títulos
suficientes para querer permanecer acá largo tiempo, viendo filmes que
interesan a cualquier buen cinéfilo.
A escasos dos días de la llegada, a
más de El hombre de las mil caras de
Alberto Rodriguez, premio de actuación masculina en San Sebastián y Tarde para la ira de Raúl Arévalo, única
película española en la reciente muestra de Venecia, dos filmes nos han dejado
una grata impresión, con la entendible esperanza de que puedan llegar a las
pantallas colombianas.
Fuego en el
mar de Gianfranco
Rosi, ganadora del Oso de Oro de Berlín en este 2016, es una obra desgarradora
por la precisión y el tono contenido con que se ocupa del tema de los
inmigrantes africanos en Italia. Un aviso inicial da cuenta de la realidad de
Lampedusa, la isla más al sur de ese país y a la que luchan por llegar cada año miles de
inmigrantes, más de veinte mil fallecidos en el intento en los últimos tiempos.
En línea con lo que hoy sucede en
buena parte de la producción de este tipo de cine, Rosi realiza un trabajo que
combina a partes iguales el documental y la ficción, con un respeto por la realidad más propio del primero y una
puesta en escena con registros afines a la segunda, con un resultado más que plausible.
Indiscutiblemente Rosi es ahora en una
de las voces más originales y sugestivas del cine italiano.
Elle de Paul Verhoeven está
llamada a convertirse en una de las películas màs fascinantes y atractivas del
año. Su paso por Cannes 2016 fue saludada por parte de la crìtica con un
entusiasmo que ahora entiendo y vuelve totalmente extraño su desconocimiento en
el palmarés final.
Una pieza retorcida si se quiere,
llena de penumbras y de zonas oscuras, pero que elude la gratuidad gracias a la originalidad del guion y al
vigor de la dirección. Si algo más hubiera que decir en favor de Elle, tendría necesariamente que ser la
grandeza de la actuación de Isabelle Huppert, hoy por hoy la gran señora del
cine francés.
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