El Oscar 2019: Netflix
contra Hollywood
Orlando Mora
Transcurrido algo más
de una semana de la opaca ceremonia del Oscar, hay que decir que esta edición
está llamada a pasar a la historia y no propiamente a causa de la calidad de las obras en
competencia. La sola mención de que un filme tan abiertamente mediocre
como El
Vicepresidente figurara como nominada a mejor película da la medida de lo
que aconteció en el 2019.
Sin embargo, la edición de este año se recordará como la
primera vuelta del largo combate que se empieza a disputar entre Netflix, la
primera productora de contenidos en streaming, y el viejo sistema de producción
y distribución de cine que se puede genéricamente agrupar bajo la denominación
de Hollywood. En el primer cruce de
guantes van quedando claras las intenciones y las cartas con las que cada parte
entra a la lucha.
Para entender la raíz del problema vale la pena mencionar que
el requisito para que una película pueda optar al Oscar es que haya sido
estrenada comercialmente por lo menos durante una semana en una gran ciudad
como Nueva York o Los Angeles. Con esta exigencia se garantiza la forma tradicional de funcionamiento de la
industria cinematográfica, permitiendo que se cumpla en el circuito con las etapas de la producción, la distribución y
la exhibición.
Netflix, en cambio, produce bajo el principio de que lo hace
para su programación en streaming, sin pasar por las salas comerciales.
Recuérdese que en el 2018 Cannes incluyó
en su sección oficial dos títulos producidos por Netflx y luego se suscitó un
grave desencuentro porque el festival
exigió que las películas se estrenaran
primero en teatros comerciales, a lo que la productora se negó y si bien el
incidente se resolvió con una fórmula de transición, produjo un cisma entre el
certamen francés y Netflix.
La negativa de Cannes no le importó a la Muestra de Venecia,
que en el 2018 incorporó a su competencia Roma
del mexicano Alfonso Cuarón, obra que finalmente obtuvo el León de Oro a mejor
película, desencadenando una ola de entusiasmo tan arrasadora que Roma dejó de ser una película para
convertirse en un auténtico fenómeno, contando siempre con el respaldo publicitario
de la productora. Ante las perspectivas que
el trabajo de Cuarón abrió, Netflix tomó la decisión de estrenar en algunas salas
comerciales, superando la negativa de
las grandes cadenas de exhibición a presentarla si no se desistía de su
lanzamiento casi simultáneo en el streaming, con lo que Roma adquirió el derecho a
competir por el Oscar.
Por eso al final lo único que interesaba en la premiación de
este año era saber si Netflix podía derrotar
al viejo sistema de Hollywood, ganando en su acto público más
emblemático el Oscar a Mejor Película, lo que finalmente no sucedió y que
explica el cierto sentimiento de tranquilidad con que la industria saludó el triunfo de Green
book.
Para Netflix Roma
funcionó como un verdadero caballo de troya para intentar penetrar en la ciudad
sagrada de Hollywood, mostrando que su propuesta de renovar el modelo
tradicional del negocio era exitosa y que una película producida por ellos
podía derrotar todas las obras realizadas
bajo el sistema industrial tradicional.
Si bien Roma no ganó
como mejor película , la verdad es que llegó demasiado lejos con las tres
estatuillas otorgadas a Cuarón por dirección, fotografía y mejor película
extranjera, y deja abierto el debate acerca de lo que podrá pasar en el
inmediato futuro, haciendo que los profesionales se vayan alineando en defensa
de Netflix y de las productoras de contenidos que no pasarán por las salas de
cine, o los que como Steven spielberg a la cabeza de la industria creen que ese
tipo de producto no debe competir en el terreno del Oscar.
Entre Roma y Green book no puede haber una discusión
en términos de calidad. La de Cuarón es una muy buena película, aunque quizá no
la obra maestra como se le ha vendido, en tanto la norteamericana es una pieza
convencional y previsible, un cine de buenas intenciones y orientada a despertar en el espectador reacciones
sentimentales fáciles.
La controversia gira
alrededor del sistema de negocios.
Netflix proseguirá con su poderío económico apoyando obras de directores con el talento y el
nombre suficientes para que jueguen a favor de la promoción de su plataforma.
Hollywood, a su turno, luchará con
entendible ferocidad por defender las
instancias de la distribución y la exhibición que el modelo del streaming claramente
amenaza.
*Imagen Tomada de : https://www.theguardian.com/media/2018/apr/17/netflixs-new-world-order-a-streaming-giant-on-the-brink-of-global-dominationomado
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