Ir al contenido principal



Manchester junto al mar: el regreso imposible

Orlando Mora


No sorprende saber que el director de esta película es autor de teatro y escritor de guiones, con una filmografía escasa que en quince años apenas llega a su tercer título. Las cosas buenas de la obra pertenecen a alguien capaz de acercarse al discurrir de los dramas humanos con sensibilidad y con el sentido de percepción de los verdaderos creadores.

Esas virtudes saltan a la vista en presencia de una historia que atrae al espectador por el tono de intimidad en que se desenvuelve, con una búsqueda de verdad que aparece desde los planos iniciales del filme. En medio de tanto cine norteamericano irritante de superhéroes, villanos y efectos especiales, Manchester junto al mar  supone una especie de bocanada de aire fresco que debe agradecerse.

Dos temas centrales mueven el engranaje del guion de la película de Kenneth Lonergan. El primero y definitivo es el de la imposibilidad de superar ciertos traumas, suficientes para arruinar el resto de la vida de una persona. El segundo y claramente menos desarrollado  es el del encuentro casual del personaje principal  con un adolescente, algo que  que obliga a confrontar valores y a entender que a lo mejor es poco lo que se pueda transmitir como experiencia generacional.

Lee Chandler, el protagonista de esta obra, atraviesa de forma accidental  una situación en la que surgen los dos asuntos anteriores. La muerte de un hermano lo coloca en la obligación de regresar a Manchester, el pueblo en que vivió años atrás y a encargarse como tutor  de su sobrino. Solo que ese regreso le despertará el fantasma de la tragedia que lo ha torturado por largo tiempo y  que en definitiva no consigue superar.

Manchester junto al mar de Kenneth Lonergan posee merecimientos que la vuelven claramente recomendable, sin que ello se constituya en motivo para olvidar las fisuras que se le sienten como pieza total  y que creo deben atribuirse a la impericia de un director que todavía no se mueve en el terreno del cine con el oficio suficiente.

Uno de los errores más notorios tiene que ver con las debilidades en el enhebrado de la trama, que salta de una escena a otra sin que se sienta la exigencia de una rigurosa progresión interna; a un momento de la acción sigue otro en una continuidad que debe más a la mano del guionista que a la lógica misma  de la historia. Igualmente se siente algo de torpeza en la forma como se manejan los flash-backs o vueltas al pasado, que no logran articularse con una justificación dramática suficiente al presente en que se cuenta la película, dejando huecos que  quieren llenarse por pasajes con una banda sonora melosa y excedida.

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

  Anora: El despertar de un sueño Orlando Mora Hace   algunos días se estrenó en la ciudad Anora , una película de la que mucho debía esperarse al haber sido la ganadora de la Palma de Oro en el festival de Cannes del 2024 y la verdad, no desilusiona; sus merecimientos son bastantes, suficientes para convertirla en uno de los mejores títulos de la cartelera local en este año. Sean Baker es hoy   una de las voces más personales   y sugestivas del actual cine norteamericano. Su filmografía se extiende a ocho filmes en total y su trabajo de 2017 Florida proyect le granjeó una cuota   de popularidad que bien merecía por sus obras anteriores; ninguna por lo menos de las que conozco desencanta y, bien por el contrario, dan cuenta de un director que tiene cosas para decir y ensaya caminos nada trillados. En esa medida, la primera observación a propósito de Anora es que se trata de un filme que guarda   evidentes conexiones con el resto de la filmografía ...
  Cónclave: Los secretos públicos Orlando Mora He visto tardíamente la película Cónclave , a punto de abandonar la cartelera luego de una exitosa carrera comercial que sorprende e invita a algunas reflexiones. En especial cuando se intenta descifrar el misterio del por qué de la atracción del público por determinadas historias y su desinterés en otras, sin que al final importe el mayor o menor grado de verdad o de revelación que ellas comporten. Pocas veces puede resultar de mayor utilidad el distinguir a propósito de una película entre el de qué trata la historia y la forma como la misma se estructura en el guion, con determinaciones esenciales que tocan con el punto de vista narrativo, su línea de tiempo, y su distinción en transiciones que lleven desde el planteamiento del hecho dramático a su alteración y por último, a su solución. En Cónclave esa separación adquiere un peso evidente, dado que de entrada el tema   actúa como una invitación al   espectador par...
  El segundo acto y Un dolor verdadero: Los encantos del cine pequeño Orlando Mora Empecemos por una constatación: el cine de calidad de estos últimos años ha ido extendiendo progresivamente su metraje y hoy parecen olvidadas las enseñanzas de los maestros clásicos norteamericanos, capaces de construir universos con duraciones de apenas noventa o cien minutos. Miremos ejemplos recientes: 139 minutos Anora , 168 minutos La semilla del fruto sagrado , 215 minutos El brutalista. Esta consideración   viene a la mente en presencia   de dos títulos de   la actual cartelera comercial de la ciudad: El segundo acto , estrenado el pasado jueves, y Un dolor verdadero , con varias semanas de exhibición y seguramente próximo a ser retirado de las salas. Dos obras de muy corta duración y ambas con méritos suficientes para que los buenos cinéfilos se acerquen a ellas sin riesgos de defraudación.   El segundo acto mereció la distinción   de abrir la edición del 2...