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Canaguaro: La memoria del Cine Colombiano

Orlando Mora

En sus muchos años ejerciendo como crítico de cine, Oswaldo Osorio ha mantenido una constante y es centrar su mayor atención en la cinematografía colombiana. Más que un interés, lo suyo es una verdadera pasión, que se extiende a las películas y a la recolección de cuanto material luzca como pertinente en esa dirección.

Hace casi cuatro años emprendió un proyecto enteramente personal y que quizás muchos consideraron sin futuro. Utilizando sus propios ingresos y con la colaboración de algunos amigos se le ocurrió crear una revista digital dedicada entera y exclusivamente al cine nacional, empresa en la que no ha desfallecido y en este mes de mayo del 2024 ha lanzado ya el número 11.

El nombre de la revista, Canaguaro, es de suyo una declaración acerca de los principios y la orientación llamados a inspirar la publicación,  tomándolo en préstamo del filme que en 1981 realizó Dunav  Kuzmanich y cuyo contenido y azaroso itinerario ejemplifican de buena manera algo de lo que ha sido la difícil historia del cine colombiano.

El primer número de Canaguaro se lanzó en diciembre del año 2020 y si bien al leer ese y los números subsiguientes era evidente que la revista llenaba un vacío de proporciones inocultables, al mirarlos ahora de conjunto la impresión acerca de su importancia aumenta y permite afirmar sin asomo de duda que desde la recordada revista Arcadia va al cine de Augusto Bernal Jiménez no se acopiaba una cantidad tal de material crítico e histórico sobre el cine nacional.

Acaso por cuestión de edad muchos jóvenes no compartan la emoción ni experimenten el asombro que a nosotros los mayores nos deja esta publicación. Pocos vamos quedando de quienes a comienzos de los sesenta del siglo pasado vivimos los primeros intentos de surgimiento de un cine nacional, con una aproximación en su temática a realidades propias del país. En ese sentido títulos como El río de las tumbas (1965)  de Julio Luzardo o Pasado el meridiano (1965)  de José María Arzuaga serán  referentes obligados para quien quiera saber de qué estamos hablando.

Esos filmes y otros pocos eran rarezas y se realizaban por fuera de cualquier marco industrial, solo gracias a la voluntad y al empeño de  sus directores. Vinieron luego los primeros apoyos oficiales en los setenta, más adelante la creación de la Compañía de Fomento Cinematográfico, con cuyo respaldo y a partir de Pura sangre de Luis Ospina en 1982 llegó una década de una mínima continuidad en la producción, luego el desierto con excepciones de los años noventa y al fin en el año 2003 la ley 814, una norma de una inteligencia y una concisión difíciles de equiparar en Colombia.

A propósito de toda esa historia y volviendo a Canaguaro, en el número 11 aparecen los link que permiten apreciar el muy plausible ensayo que el cineasta y verdadero sobreviviente Julio Luzardo ha hecho acerca del recorrido del cine nacional desde sus orígenes hasta casi el presente, en tres documentos que los jóvenes  debieran ver para adquirir una perspectiva más amplia  y entender por qué para quienes conocimos años de  solo dos o tres películas, ahora nos conmueve saber que los estrenos anuales rondan en promedio los setenta títulos.

El cine colombiano existe, las últimas dos décadas son  como unidad su mejor período  y de esa realidad da cuenta Canaguaro, con  aportes que merecen ser relevados. Ante todo,  la combinación que se logra de espacio crítico y documentación, haciendo que los filmes nacionales más valiosos de cada  cuatro meses encuentren una reseña crítica y el respaldo de largas entrevistas con sus directores. Lo segundo es la recuperación del pasado del cine nacional, con recorridos por las filmografías de directores de otras décadas, y el redescubrimiento de viejos textos que pertenecen a la historia de la reflexión en torno al cine colombiano. Lo tercero es el espacio dedicado a los cortometrajes, ofreciendo una ventana a las voces que serán el futuro de la cinematografía nacional.

En medio del entusiasmo que me ha dejado esta relectura en bloque de los once números de Canaguaro, un sentimiento de pesar al revisar en otra publicación los datos de asistencia al cine colombiano, con veintidós películas estrenadas de enero a abril del 2024 y un total de solo 317.364 asistentes, 221.134 de ellos para las comedias, y  cinco documentales con apenas 6.950 espectadores. En presencia de estas cifras y ante las condiciones marginales en que suele exhibirse el cine colombiano, no será oportuno volver a preguntarse  si a algunos de los estrenos en sala no pudieran agregarse en simultánea funciones en línea?

https://canaguaro.cinefagos.net/ 

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