Sin nadar que perder: Los nuevos desheredados de la tierra Orlando Mora Hay una mezcla fascinante de presente y pasado con un inocultable tono nostálgico y crepuscular en esta película del escoses David Mackenzie. Ese resultado se consigue gracias a las virtudes de un guion que bucea en la realidad reciente de los Estados Unidos- la crisis de las hipotecas y la forma como muchos ciudadanos perdieron sus propiedades- y el espacio geográfico donde se ubica la trama en lo más profundo del oeste norteamericano. Muchos de los textos escritos a propósito de Sin nada que perder aluden a una especie de vaquero moderno, referencia que se explica por la importancia de sus paisajes abiertos, el regreso de las armas como única forma de sobrevivir en un mundo en el que cada uno debe resolver las cosas por su propios medios y muy especialmente por la presencia del personaje de un viejo comisario en vísperas de pasar a retiro. La epopeya vuelta mito de la conqu...