Esperando al rey: Los caminos al infierno Orlando Mora Una sensación de frío, casi de pavor se siente en presencia de Esperando al rey , la última película del alemán Tom Tykver. Y no por la historia del filme, es por la historia del director. Lo que se impone de golpe ante una muestran tan flagrante de mediocridad es la constatación de la manera como la industria norteamericana caza y destruye talentos, en una reiteración de los riesgos que se toman cuando un realizador resuelve escuchar ciertos cantos de sirena. Con algo más de cincuenta años de edad, Tykver fue una de las voces más originales y potentes surgidas en el cine alemán de la década del noventa. Había misterio y fascinación en los planos de sus primeras obras, con un título emblemático como Corre, Lola, corre (1998) en la cresta de la ola. Vino a continuación lo que suele venir en esos casos: los contadores que manejan hoy la producción norteamericana les gusta apostar a triunf...